15.12.07

MEMORIAS DE UN MÉDICO DE URGENCIAS

En muchas ocasiones el nerviosismo provocado por la situación es el responsable de que ocurran escenas grotescas, como fue la de aquella señora que acudió al área de Pediatría acompañando a una pequeña niña enferma. La enfermera que esa mañana se encargaba de esa sección mostrando una bolsa de plástico, la que se usa para guardar las pertenencias de los enfermos, indicó la señora:
-Enseguida pasará el médico para atender a su hija. Mientras, aquí tiene esta bolsa. Quite la ropa a la niña y póngala ahí dentro.
Tras estas palabras, la enfermera se dirigió a la camilla cercana para hacer una extracción de sangre a otro paciente. Cuando termino la misma, al volverse, quedó estupefacta al ver que la madre había metido a la pobre criatura en la dichosa bolsa dejando sus ropitas cuidadosamente dobladas sobre la camilla de exploración.


La siguiente entrada esta sacada del libro MEMORIAS DE UN MÉDICO DE URGENCIAS. DR. LUIS JIMÉNEZ DE DIEGO, JEFE DEL SERVICIO DE URGENCIAS EN EL HOSPITAL CLÍNICO DE MADRID.

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