9.1.10

Hay una razón por la que los cirujanos aprendemos a usar el bisturí.
Nos gusta fingir que somos científicos y fríos. Fingir que no tenemos miedo. Pero lo cierto es que acabamos siendo cirujanos porque en algún lugar en nuestro interior creemos que podemos extirpar aquello que nos persigue. La debilidad, la fragilidad y la muerte.
No somos sólo los cirujanos, no conozco a nadie a quien no le persiga algo o alguien.
Aunque intentemos rebanar el dolor con un bisturí o meterlo en un armario, solemos fracasar.
El único modo de sacudirse las telarañas es pasar página, o dejar que una vieja historia descanse. Darle descanso por fin.

No hay comentarios: