2.12.09

Yo creo que tal vez no importa desentonar en un concierto que parece dirigido por Mandinga.
Vale la pena intentar el camino difícil, el más penoso, el más largo, pero también el más seguro. Es el camino de la verdad. El que quiera parecer honrado, que lo sea. El que quiera fama de valiente, que se la gane a punta de guapeza.
Y si queremos que el mundo piense que somos una gran nación, sepamos que lo más convincente es ser de veras una gran nación.
Mientras llegan esos tiempos, podríamos empezar a fingir que no fingimos.

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